miércoles, 21 de enero de 2015

Monseñor Lukert : La razón de las colas en Coro son días sin agua ni luz / La oposición no cuenta con una vocería ante este grave momento

“Aquí puede pasar cualquier cosa, es lo que sugiere la desesperación del pueblo”.
Monseñor Lukert no le apaga jamás el celular a los medios, no le importa plantarse horas hasta que lo dejan entrar a visitar a los presos políticos, no tiene inconveniente en contestar ninguna pregunta. Conforme uno picha, él batea. Es vehemente y directo. Se las ve con el más “pintao” y todo el mundo sabe que este obispo no tiene “pepitas en la lengua”, una criollísima expresión para retratar al que no teme expresar exactamente lo que piensa y siente. Y lo hace en el inconfundible acento de las más soleadas tierras del occidente venezolano. Estas son sus reflexiones para los lectores de ABC de la Semana, hoy 16 de enero del 2015 de los cuales extraemos algunos fragmentos de la entrevista publicada para que nuestros lectores saquen sus propias conclusiones.
 
─ Hay quienes los prefieren como el dicho: “calladitos se ven más bonitos”.
─ Siempre ha sido una tentación, tanto de la oposición como del gobierno, hacer que los obispos y sacerdotes tengamos olor a sacristía, a incienso, a cera, que no digamos nada y nos quedemos tranquilos. Pero también somos parte de esta comunidad y sentimos lo que pasa. Alguien tiene que hablar en nombre de este pueblo que sufre callado. Quienes deben dar la cara por las regiones, los diputados, no lo hacen. Están elegidos por el voto popular y ni se ocupan, no visitan las regiones, no se percatan de que a veces los alcaldes no tienen ni para pagar la gasolina para transportarse. Te pongo el caso de Coro, un lugar semidesértico, allí hay comunidades que pasan 15 días sin que les llegue una gota de agua, sin luz. Entonces trancan las vías, se forman grandes colas y mucha gente no sabe la razón. La razón es esa: día y días sin luz ni agua.

─ A pesar de que ustedes hablan en estos términos, desde el gobierno lo que disparan es plomo parejo…
─ Lamentablemente, particularmente este gobierno quiere que los obispos de Venezuela seamos perros mudos. Y no podemos, de ninguna manera. La historia nos reclamaría lo que hoy es nuestro deber. Este gobierno hipersensible a la crítica, no responde  como debe responder ante el juicio de los obispos. Debe hacerlo de una manera positiva, asimilando lo que se le cuestiona; en lugar de eso excluyen e insultan. Ese no puede ser el papel de un dirigente nacional. No puede tirar al vilipendio y a la exclusión a un venezolano porque opine distinto. Monseñor Roa decía que a los gobernantes de este país, al elegirlos, los meten en una campana de cristal y les echan humo para que no vean lo que pasa afuera. Cuando uno oye hablar a Cabello y a su entorno, pareciera que no viven en el país, que no saben de nada, que no tienen idea de las colas kilométricas que debe hacer la gente, humillada después de 48 horas parados esperando por un pote de leche o un paquete de pañales. Claro, las mujeres de ellos no hacen colas, pero el pueblo sí y sufre mucha humillación y malos tratos.  VER AQUÍ  planes conspiradores en las colas
 
─  El tema de la salud es patético…
─ Te cuento que en Coro, el único hospital de referencia que es el Van Griecken, tiene cinco quirófanos y sólo funciona uno, las operaciones selectivas no se realizan, solo las de emergencia porque no hay insumos, no hay ni Merthiolate, no hay con qué trabajar. Y obligan a los médicos a quedarse callados, que no digan nada. Baste citar el caso del presidente del Colegio de Médicos de Aragua que anunció que venía una epidemia de chikugunya, o de lo que fuera, lo mandaron a poner preso. ¡Eso no puede ser! No se trata de que estén en contra del gobierno, sino que son profesionales a favor de un pueblo que está sufriendo las calamidades. En Europa no se explican, por imposible, por inaudito, que un país inmensamente rico como Venezuela sea hoy inmensamente pobre. ¡Con el chorro de plata que corre y el pueblo está peor que nunca! Estamos en economía de guerra, por eso la gente compra, porque sabe que mañana tal vez no pueda comprar jabón en polvo, papel toilette, medicamentos. ¡Insólito!

─  Usted conduce una diócesis del interior del país. Hay gente que asegura que fuera de Caracas la realidad es diferente. ¿Se vive mejor o el padecimiento es el mismo?
─  El mismo. Ustedes tienen facilidades, medios de comunicación que a nosotros nos faltan. En Coro la situación es grave de toda gravedad. ¡Con decirte que para registrar un documento tienes que hacer cola desde las 3 de la mañana pues solo hay una notaría para todo el Estado! Yo te diría que la crisis en el interior es peor que en Caracas, lo que pasa es que la de Caracas se nota más porque ustedes tienen medios que le dan visibilidad. El gobierno, además, se cuida de que Caracas tenga más recursos para proveer al pueblo que el interior. El Mercal en Coro funciona una vez al mes, acá creo que es una vez por semana. En un pueblo como Pedregal, por ejemplo, no hay Atamel que es muy demandado porque es el analgésico más elemental. No llega. A veces hay ambulancias que están en perfecto estado pero le faltan los cuatro cauchos. Nadie tiene como reponerlos, ni siquiera la gobernadora. ¿Cómo sacas a una mujer que esté de parto? ¿Cómo auxilias a una persona que la pique una culebra? ¿Si hay invierno como pasas, en una hamaca, como antiguamente se hacía? Hay que pensar en todo eso. Son situaciones que en el interior son muy comunes.



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