domingo, 21 de julio de 2013

BIOPOLIMEROS... EL PINCHAZO DE LA MUERTE..! DESTRUYE LA POBLACION INCULTA, VALE MAS FEOS Y FEAS SALUDABLES

Retrato de culturista en un fondo blanco Foto de archivo - 19732137
NOTIFAL / Coro, Estado Falcón.-  Cuando Omar Guerrero atiende el teléfono, jadea. Parece que hubiese subido corriendo hasta el piso 10. Pero la realidad es que desde hace dos años está postrado en su cama. Es poco lo que se puede mover.

Antes de inyectarse biopolímeros en los pectorales era entrenador de un gimnasio. Se dejó tentar por la promesa de un pecho "explotado". Y se cumplió en 2009, porque la intervención a la que se sometió fue el equivalente al impacto de una granada.

"Estuve tres años fino. Me sentía bien. Pero de repente, una noche, me desperté asfixiado. A partir de allí tuve episodios frecuentes. Me desmayaba cuando iba manejando, me caía, me robaban (cuando estaba inconsciente). De tanto golpearme, me saqué el hombro izquierdo hasta que me dañé el ligamento. Me ponía azul y morado. Se me subía la tensión a 180 o 200. Tengo dos años muerto en vida, porque no puedo hacer nada. Sé que tuve la culpa por mi vanidad, pero todos merecemos una oportunidad", afirma el joven de 36 años desde San Cristóbal, estado Táchira. 

Infierno en vida

Recuerda el procedimiento con dolor. Antes de la intervención, alguien que hace las veces de visitador médico le ofreció varias marcas. Al final se transaron por una que supuestamente venía de Italia. Cuenta que se lo puso un enfermero que trabajaba en Corposalud, y que lo citó en su casa en San Cristóbal. Le aseguró que le iba a poner células expansivas (un eufemismo para biopolímeros). 

Está consciente de que forzó la liga. "Lo mío fue exigir más de lo que Dios me dio, al igual que tantas mujeres que superan el 90 % de los casos. Hay que reconocer que todos hacemos esto por vanidad. Pero es mejor ser feo ó fea pero con salud que bonito y bonita muerto(a)". Desde su situación envía un mensaje de SOS. Pide que se aborde el problema desde el inicio. 

 Exige que se investiguen y erradiquen las mafias que permiten el ingreso de biopolímeros en Venezuela, sin embargo, a nadie le colocan un revólver en el pecho para que se inyecte, aquí influye la cultura y la educación de la gente. Su importación está prohibida desde el 5 de diciembre de 2012, de acuerdo con la Resolución 152 del Ministerio de Salud, publicada en la Gaceta Oficial N° 40.065

"La vanidad es la causa fundamental que nos lleva a la muerte. El mensaje que enviaría es que se quieran y valoren como estén, porque si no, lo que se van a ganar es una muerte lenta e inminente".

 Aunque segun los médicos, quien se inyectó y luego pretende sacarse todo, porque tiene dinero; pues, los estudios indican que en ningun caso nadie volvería a estar sano y libres de esos quimicos ya que se expanden e interesan varios órganos. Despues de inyectarse no habrá más salud ni manera de extraer todos los biopolimeros de su cuerpo.



El cirujano plástico César Oliveros tiene más de 20 años estudiando casos de biopolímeros. Ha desarrollado trabajos de investigación en La Universidad del Zulia (LUZ) y alerta que cada vez es más frecuente la llegada de mujeres que se inyectan la sustancia en las mamas. En vez de las prótesis, recurren a esto que no es otra cosa que silicona o plástico. 

"La diferencia entre una inyección en los glúteos y en la mama o pectoral, es que con este procedimiento se corre el riesgo de que la aguja perfore la pleura del pulmón, con la posibilidad de que el paciente muera a las pocas horas", explica el especialista. 

Los casos que le ha tocado tratar presentan filtración en el músculo pectoral, un cuadro restrictivo pulmonar y problemas para respirar, ya que los músculos intercostales también se afectan. "Es un cuadro grave", sentencia. 

Oliveros, quien además se ha especializado en la cirugía de extracción de estas sustancias, remarca que quienes se inyectaron biopolímeros son enfermos inmunológicos. Sufren el síndrome de Asia, que se define como una respuesta inmunológica exagerada y un cuadro inflamatorio que produce  dolores musculares y en las articulaciones, fiebre, cansancio, problemas renales o hepáticos, entre otros. 
Sobre la extracción de pectorales o mamas, advierte que se trata de un procedimiento muy complejo, en el que es necesario llevar adelante una mastectomía total. En su consulta ha atendido a casi mil pacientes con sustancias de relleno, pero no sólo en las mamas, pectorales o nalgas. También ha tenido pacientes que se inyectan en piernas, pantorrillas y muslos. Del total de los casos estudiados, sólo ha visto a tres hombres en glúteos y a Omar Guerrero en pectorales. Del resto, todas fueron mujeres
rabaja con la Fundación No a los Biopolímeros.

Sin embargo, la Sociedad de Cirujanos Plásticos advierte que la extracción es una práctica muy experimental. Se calcula que el máximo porcentaje de biopolímero que se puede eliminar nuevamente del cuerpo humano es de 70%. No más.


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