martes, 3 de diciembre de 2019

CORO VIVE EL DESASTRE AMBIENTAL DEL SIGLO

Miraflores, 1ero de diciembre de 2019
Excelentísimo (a) Señor (a)
JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO
PUEBLOS HERMANOS DEL MUNDO
Comunidad Internacional toda:
Cuando estamos próximos al inicio de la Vigésima Quinta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre Cambio Climático, me veo obligado, en mi condición de Jefe de Estado de la República Bolivariana de Venezuela, y cohabitante de esta Madre Tierra, a compartir preocupaciones comunes sobre las graves amenazas que se ciernen sobre nuestro Planeta y la especie humana.
Los Estados Partes del Acuerdo de Cambio Climático de 2015, llegamos a una posición acoplada en líneas básicas para detener el pernicioso calentamiento global y la emisión de gases invernaderos.
Desde Venezuela proponíamos avanzar en compromisos más profundos a sabiendas que limitar el calentamiento a 1,5 o 2 grados celsius nos colocaba en límites de complejos riesgos. A pesar de ello, Venezuela suscribió este Acuerdo como expresión de una voluntad internacional común para actuar frente a los estragos del cambio climático.
El poder constituyente de 1999, consciente de este peligro global, aprobó sin cortapisas el resguardo constitucional de los derechos de la naturaleza y dio forma normativa al modelo de desarrollo del socialismo bolivariano en la nueva Constitución de la República, en contraposición al modelo capitalista depredador del ambiente.
Advertíamos desde entonces que la deforestación, la conversión de tierras, la desertificación, las alteraciones de los sistemas de agua dulce, la sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación y la pérdida de la diversidad biológica, constituyen variables y categorías que se identifican con el modelo retrógrado capitalista.
No tengo ninguna duda entonces, de que la raíz estructural del problema que ha generado una depredación generalizada de los recursos planetarios y sus beneficios inequitativos, se encuentra en el modelo capitalista, el cual ha impuesto a las sociedades una ideología del consumismo irracional en el marco de procesos productivos que pauperizan la naturaleza. Es por ello que no puede haber justicia climática sin justicia social. La lucha contra el cambio climático es una lucha contra los sistemas económicos sobreexplotadores y bélicos, contra el crecimiento económico irresponsable y el consumismo desaforado.
El cambio climático es hoy una realidad innegable, sus manifestaciones están a la vista y sus consecuencias son cada vez más catastróficas. Los informes más recientes de los organismos especializados de la ONU así como de sus grupos de expertos, dan certeza de nuevos récords en los niveles de gases de efecto invernadero, propiciando el aumento del nivel del mar, la acidificación del océano y otros fenómenos extremos, haciendo de los últimos cinco años los más calurosos jamás registrados. En palabras del propio Secretario General de la ONU, “el punto de no retorno ya no está en el horizonte. Está a la vista y se precipita hacia nosotros”.
De no aplicarse en el corto plazo los correctivos impostergables sobre las actuales políticas de producción capitalista, corremos el riesgo de ocasionar daños irreversibles a nuestro planeta y en consecuencia enfrentaremos calamidades climáticas mucho más devastadoras para nuestros pueblos, y principalmente, los mas vulnerables socioeconómica y demográficamente. Somos los pueblos del Sur quienes estamos en la primera línea de extinción en masa por la crisis climática. Estamos convocados al desarrollo real: humano, verde y que habla la lengua de la Pachamama.
Quien no quiera ver la emergencia climática a la que nos enfrentamos o padece una discapacidad visual o vive en la Casa Blanca.
Hay una responsabilidad histórica de los países industrializados sobre lo que está ocurriendo en materia ambiental. Por una parte, no están cumpliendo los compromisos que hicieron para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; por la otra, pretenden desconocer el sistema multilateral de negociación de temas ambientales a fin de evadir sus obligaciones y trasladarlas sin pudor a los países en desarrollo.
Distinguidos Jefes de Estado, de Gobierno y Pueblos del mundo, ha llegado el momento de levantar la voz con valentía y determinación. Debemos asumir la impostergable e indelegable tarea de salvar a nuestra Madre Tierra. Los países del Sur debemos hacer nuestra la agenda de defensa y protección del medio ambiente, pues no en vano somos el reservorio natural del planeta.
Convoco desde Venezuela a una acción mundial ineludible e inaplazable en defensa de la especie humana y de la Casa Común que nos alberga, para el bien vivir en comunidad, fraternalmente, y en armonía con la naturaleza.
No hay más tiempo. Ni márgenes de maniobra para medias tintas, para negociaciones tras bastidores, para hacer alguna declaración de buenas intenciones, no queda otra alternativa que luchar contra un sistema de dominación totalmente depredador, y defender así, aún más, salvar, a quien nos dio la vida y la posibilidad de proyectarla.
Agradezco al Gobierno del Reino de España por albergar esta Conferencia de contenido tan trascendental, tan humano, tan de todos nosotros.
En versos de nuestros pueblos indígenas: Un día/ la luna se detendrá en el cielo/ Se secarán las flores/ Y en la selva solo crecerán las piedras/
Sumemos nuestros corazones y conciencias humanas
para que florezcan las piedras.
Nicolás Maduro Moros

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