Desde que el Presidente Maduro asumió el cargo pronto anunció el
nuevo conjunto de medidas en el área económica. Si bien el acto con
mayor impacto político mediático pareció ser la devaluación, el resto de
los anuncios, un aluvión de gastos, me hizo dudar acerca de la medida
en que se había aceptado el estructurado conjunto que yo le había
presentado. En este ambiente confuso, una de mis preocupaciones
centrales fue el avanzar en la dirección de ajuste a un nuevo escenario
marcado por el incremento nuclear de la eficiencia y lucha a la
corrupción tan claramente anunciado por el presidente Chávez antes y
después de su elección.
Dos frentes ocuparon mi preocupación. El primero atacar la corrupción frenándola por un nuevo control de los grandes fondos del Estado. El segundo introduciendo nuevos mecanismos de manejo en el gasto público que le permitieran retornar a causes sostenibles en el tiempo.
Para el primer frente me fue posible avanzar en la propuesta de dos medidas asociadas a un gran fondo del país, marcado por la opinión de los agentes del Comercio exterior como un foco de corrupción: el CADIVI y su mecanismo asociado el SITME. Nicolás Maduro acogió en ese ámbito una de las 2 medidas que le propuse. La creación de un Comité que aprobaría los permisos de uso de divisas a los precios privilegiados que el Estado otorgaba para las importaciones básicas para la economía y el reemplazo del SITME por el SICAD. La segunda consistente en mi nombramiento como la autoridad del CADIVI, para aprovechar el peso del Ministro de Planificación y Finanzas, en la instauración de un funcionamiento transparente. Medida esta que él no aceptó. Prefirió una dispersión del mando.
Una potencial nueva actitud en los nombramientos ni siquiera tuve oportunidad de planteársela al Presidente. Se trataba de efectuar los nombramientos de dirección en los grandes fondos financieros del Gobierno, (FONDEN, Fondo Chino, Tesorería, Bco. Exterior, BIV), teniendo presente la necesidad de romper con la percepción de corrupción en el manejo de esos fondos. Me parecía necesario hacer un recuento de figuras de la revolución que el país considerara símbolos de lo impecable en el manejo de fondos públicos . No era necesario ni juzgar ni vetar a otros candidatos. Era partir por lo positivo y sano.
En el segundo frente la propuesta de una reducción del gasto público real que acogiera las prioridades de defensa del poder de compra de los grupos más vulnerables y la corrección de derroches y corrupciones, por la vía de una medida de asignación del gasto público que se otorgaría crecientemente contra un calendario de gastos acompañado de indicadores de éxito que facilitarían una expansión gradual y un freno a los gastos que no cumplieran con sus compromisos de logros. En esta área no solo no se aprobó lo propuesto, sino que se inició una nueva oleada de grandes gastos sin los requisitos diseñados, y con el agravante de los gastos aprobados por el ¨Gobierno de calle¨, decididos sin estudio previo, improvisados de hecho. La suma de estos gastos no se ha presentado como un todo, salvo la necesidad de que la Asamblea Nacional aprobara una maciza ampliación del presupuesto público.
El recuento presentado debe interpretarse como un intento de revivir en el ámbito de los que hemos participado en el proceso de la revolución bolivariana los mecanismos de confrontación de ideas y trabajo conjunto bajo una dirección respetada por todos. Es también una forma de crítica a la situación actual, identificando la medida en que se aparta de lo construido en los 20 años previos.
Resulta doloroso y alarmante ver una Presidencia que no transmite liderazgo, y que parece querer afirmarlo en la repetición, sin la debida coherencia, de los planteamientos como los formulaba el Comandante Chávez, y en el otorgamiento de recursos masivos a todos quienes lo solicitan sin un programa fiscal encuadrado en una planificación socialista que le de consistencia a las actividades solicitantes. A la vez la política frente a los agentes privados es al menos confusa y las presiones de esos agentes parecen abrir camino a la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas que satisfagan los intentos de recapturar excedente petrolero por la vía financiera. A la luz de estos hechos surge una clara sensación de vacío de poder en la Presidencia de la República, y concentración en otros centros de poder, destruyendo la tarea de instituciones como el Ministerio de Finanzas y el Banco Central, y dando por hecho consumado la independencia de PDVSA del poder central.
En particular, los desafíos que genera el apetito externo, y en particular de quienes pugnan por ganar terreno en la explotación del petróleo y en la expansión de la capacidad productiva del sector, esta última el negocio de mayor magnitud en la historia del país, y en los empréstitos en que se embarcara PDVSA, no se pueden enfrentar con una empresa pública autónoma, ni con una política externa no meditada y consensuada en el seno de las instituciones políticas bolivarianas.
Otro tanto sucede con los desafíos políticos internos, donde un esfuerzo disperso y dispendioso en recursos no parece ser la mejor forma de enfrentar a una oposición crecientemente articulada con los enemigos externos. La improvisación de cuadros sin experiencia y designaciones poco adecuadas para el manejo de los grandes fondos del Estado pone en jaque la unidad de los cuadros bolivarianos.
Dos frentes ocuparon mi preocupación. El primero atacar la corrupción frenándola por un nuevo control de los grandes fondos del Estado. El segundo introduciendo nuevos mecanismos de manejo en el gasto público que le permitieran retornar a causes sostenibles en el tiempo.
Para el primer frente me fue posible avanzar en la propuesta de dos medidas asociadas a un gran fondo del país, marcado por la opinión de los agentes del Comercio exterior como un foco de corrupción: el CADIVI y su mecanismo asociado el SITME. Nicolás Maduro acogió en ese ámbito una de las 2 medidas que le propuse. La creación de un Comité que aprobaría los permisos de uso de divisas a los precios privilegiados que el Estado otorgaba para las importaciones básicas para la economía y el reemplazo del SITME por el SICAD. La segunda consistente en mi nombramiento como la autoridad del CADIVI, para aprovechar el peso del Ministro de Planificación y Finanzas, en la instauración de un funcionamiento transparente. Medida esta que él no aceptó. Prefirió una dispersión del mando.
Una potencial nueva actitud en los nombramientos ni siquiera tuve oportunidad de planteársela al Presidente. Se trataba de efectuar los nombramientos de dirección en los grandes fondos financieros del Gobierno, (FONDEN, Fondo Chino, Tesorería, Bco. Exterior, BIV), teniendo presente la necesidad de romper con la percepción de corrupción en el manejo de esos fondos. Me parecía necesario hacer un recuento de figuras de la revolución que el país considerara símbolos de lo impecable en el manejo de fondos públicos . No era necesario ni juzgar ni vetar a otros candidatos. Era partir por lo positivo y sano.
En el segundo frente la propuesta de una reducción del gasto público real que acogiera las prioridades de defensa del poder de compra de los grupos más vulnerables y la corrección de derroches y corrupciones, por la vía de una medida de asignación del gasto público que se otorgaría crecientemente contra un calendario de gastos acompañado de indicadores de éxito que facilitarían una expansión gradual y un freno a los gastos que no cumplieran con sus compromisos de logros. En esta área no solo no se aprobó lo propuesto, sino que se inició una nueva oleada de grandes gastos sin los requisitos diseñados, y con el agravante de los gastos aprobados por el ¨Gobierno de calle¨, decididos sin estudio previo, improvisados de hecho. La suma de estos gastos no se ha presentado como un todo, salvo la necesidad de que la Asamblea Nacional aprobara una maciza ampliación del presupuesto público.
El recuento presentado debe interpretarse como un intento de revivir en el ámbito de los que hemos participado en el proceso de la revolución bolivariana los mecanismos de confrontación de ideas y trabajo conjunto bajo una dirección respetada por todos. Es también una forma de crítica a la situación actual, identificando la medida en que se aparta de lo construido en los 20 años previos.
Resulta doloroso y alarmante ver una Presidencia que no transmite liderazgo, y que parece querer afirmarlo en la repetición, sin la debida coherencia, de los planteamientos como los formulaba el Comandante Chávez, y en el otorgamiento de recursos masivos a todos quienes lo solicitan sin un programa fiscal encuadrado en una planificación socialista que le de consistencia a las actividades solicitantes. A la vez la política frente a los agentes privados es al menos confusa y las presiones de esos agentes parecen abrir camino a la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas que satisfagan los intentos de recapturar excedente petrolero por la vía financiera. A la luz de estos hechos surge una clara sensación de vacío de poder en la Presidencia de la República, y concentración en otros centros de poder, destruyendo la tarea de instituciones como el Ministerio de Finanzas y el Banco Central, y dando por hecho consumado la independencia de PDVSA del poder central.
En particular, los desafíos que genera el apetito externo, y en particular de quienes pugnan por ganar terreno en la explotación del petróleo y en la expansión de la capacidad productiva del sector, esta última el negocio de mayor magnitud en la historia del país, y en los empréstitos en que se embarcara PDVSA, no se pueden enfrentar con una empresa pública autónoma, ni con una política externa no meditada y consensuada en el seno de las instituciones políticas bolivarianas.
Otro tanto sucede con los desafíos políticos internos, donde un esfuerzo disperso y dispendioso en recursos no parece ser la mejor forma de enfrentar a una oposición crecientemente articulada con los enemigos externos. La improvisación de cuadros sin experiencia y designaciones poco adecuadas para el manejo de los grandes fondos del Estado pone en jaque la unidad de los cuadros bolivarianos.
Finalmente, en términos de la elaboración de algunos documentos debemos mencionar entre ellos, algunos solicitados por el propio Presidente Nicolás Maduro, el primero relativo al Mapa Estratégico Internacional (10) el cual fue entregado en su oportunidad al Canciller de la República, Elías Jaua Milano para su consideración y análisis. El segundo documento se refiere al análisis estructural de la economía nacional, con el nombre de 'Elementos para la construcción de una Agenda Productiva Socialista Bolivariana'. (11) Adicionalmente, se elaboró un documento sobre la coyuntura económica actual denominado 'Propuestas para la coyuntura económica 2014', (12) material que fue entregado al Presidente de la República y algunos Ministros, y luego consignado ante la Comisión Central de Planificación. Estos últimos documentos son propuestas acerca de la política económica de corto plazo, como la de mediano plazo relacionadas con la ejecución del Plan de la Patria 2013-2019. En el caso del Mapa Internacional, se sigue aplicando aquellos trabajos que se iniciaron en Yare y que continuaron en conjunto con el Comandante Chávez, luego de la salida de ese recinto el 26 de marzo de 1994.
Antes de concluir con este testimonio y al asumir las responsabilidades ante la historia de este país, las cuales nunca he evadido, ni evadiré jamás, quiero reafirmar que continuaré luchando por la independencia de Venezuela y la del continente latinoamericano y caribeño, con la misma constancia que lo he hecho desde que decidí empuñar las armas contra la dictadura oprobiosa de Trujillo, siendo aún estudiante de ingeniería en la Universidad Central de Venezuela, en 1959, y en ese territorio donde nací, San Francisco de Macorís, lugar donde llegaron mis padres y mi hermano al salir de un campo de concentración en Francia, como exilados, luego de haber participado mi padre como digno miembro de la Brigada Internacional ¨Garibaldi¨, allá en territorio ibérico defendiendo los ideales de la República Española.
Opto de esta manera, por seguir asumiendo responsabilidades en mi existencia, como lo he hecho siempre, dejando este testimonio personal, pero lo que no puedo hacer es ser partícipe de otras circunstancias y decisiones en las cuales no se actuó de acuerdo a mi conciencia y a la de mis más profundas convicciones. Luego de la muerte del Comandante Chávez, como se expresa en esta nota, decidí seguir colaborando en el gobierno, en el lugar que se me asignó, poniendo siempre por escrito a la dirección política del proceso, no solo mis discrepancias, sino también propuestas concretas, que ni siquiera fueron comentadas, pero que son hoy aval de mi comportamiento y mi lealtad a la revolución. En estas circunstancias prefiero apegarme a la frase atribuida al gran escritor universal José Saramago, ¨ mientras más viejo más libre, y mientras más libre más radical¨.
No hay comentarios:
Publicar un comentario